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Writer's pictureAsha Parkinson

Romance Sonámbulo


Green, how I want you green.

Green wind. Green branches.

The ship out on the sea

and the horse on the mountain.

With the shade around her waist

she dreams on her balcony,

green flesh, green hair,

with eyes of cold silver.

Green how I want you green.

Under the gypsy moon,

all things are watching her

yet she cannot see them.


Green, how I want you green.

Great frosty stars,

come with the shadow fish

that opens the path of dawn.

The fig tree brushes its wind

With its branches’ sandpaper,

and the forest, cunning cat,

bristles its brittle fibers.

But who will come? And from where?

She is still on her balcony

green flesh, green hair,

dreaming in the bitter sea.


-Buddy, I want to trade

my horse for her house,

my saddle for her mirror,

my knife for her blanket.

Buddy, I come bleeding,

from the gates of Cabra.

-If it were possible, youngster,

I’d help you fix the deal.

But now I’m not myself,

and how my house is not my house.

-Buddy, I want to die,

In my bed respectably,

Made of steel, yes maybe,

With Dutch linen.

Don’t you see the wound I have

from my chest up to my throat?


-Your white shirt carries

three-hundred dark brown roses

Your blood oozes and flees

All over your belt.

But now I’m not myself,

and now my house is not my house.

-Let me climb at least

Up to the high balconies.

Let me climb! Let me

Up to the green balconies.

The moon’s railings

where the water rumbles.


Now the two buddies climb up,

towards the high balconies.

Leaving a trail of blood.

Leaving a trail of teardrops.

Tin lanterns

were trembling on the rooftops

A thousand crystal tambourines

struck at the dawn.


Green how I want you green,

green wind, green branches.

The two buddies climbed.

The long wind left

a strange taste in their mouths

of bile, mint, and basil.

“Buddy! Tell me where she is

Where’s your bitter girl?

So many times, she waited for you!

So many times, she would wait for you,

cool face, black hair,

on this green balcony!



Over the face of the tank

the gypsy girl was rocking.

green flesh, green hair

with eyes of cold silver.

An icicle of moon

holds her over the water.

The night became intimate

like a little square.

Drunken civil guards

were knocking at the door.


Green, how I want you green.

Green wind. Green branches.

The ship out at sea.

And the horse on the mountain.



But now I’m not myself

And now my house is not my house

Let me at least climb towards the high balconies,

Buddy, I want to die,

In my bed respectably,

Made of steel, yes maybe,

With Dutch linen.

Buddy, where is she, tell me,

Where is that bitter girl?

So many times I waited for her,

So many times I was waiting for her



Verde que te quiero verde.

Verde viento. Verdes ramas.

El barco sobre la mar

y el caballo en la montaña.

Con la sombra en la cintura

ella sueña en su baranda,

verde carne, pelo verde,

con ojos de fría plata.

Verde que te quiero verde.

Bajo la luna gitana,

las cosas la están mirando

y ella no puede mirarlas.


Verde que te quiero verde.

Grandes estrellas de escarcha,

vienen con el pez de sombra

que abre el camino del alba.

La higuera frota su viento

con la lija de sus ramas,

y el monte, gato garduño,

eriza sus pitas agrias.

¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?

Ella sigue en su baranda,

verde carne, pelo verde,

soñando en la mar amarga.


-Compadre, quiero cambiar

mi caballo por su casa,

mi montura por su espejo,

mi cuchillo por su manta.

Compadre, vengo sangrando,

desde los puertos de Cabra.

-Si yo pudiera, mocito,

este trato se cerraba.

Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa.

-Compadre, quiero morir,

decentemente en mi cama.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de holanda.

¿No ves la herida que tengo

desde el pecho a la garganta?

-Trescientas rosas morenas

lleva tu pechera blanca.

Tu sangre rezuma y huele

alrededor de tu faja.

Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa.

-Dejadme subir al menos

hasta las altas barandas,

¡dejadme subir!, dejadme

hasta las verdes barandas.

Barandales de la luna

por donde retumba el agua.


Ya suben los dos compadres

hacia las altas barandas.

Dejando un rastro de sangre.

Dejando un rastro de lágrimas.

Temblaban en los tejados

farolillos de hojalata.

Mil panderos de cristal

herían la madrugada.


Verde que te quiero verde,

verde viento, verdes ramas.

Los dos compadres subieron.

El largo viento dejaba

en la boca un raro gusto

de hiel, de menta y de albahaca.

-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?

¿Dónde está tu niña amarga?

¡Cuántas veces te esperó!

¡Cuántas veces te esperara,

cara fresca, negro pelo,

en esta verde baranda!


Sobre el rostro del aljibe

se mecía la gitana.

Verde carne, pelo verde,

con ojos de fría plata.

Un carámbano de luna

la sostiene sobre el agua.

La noche se puso íntima

como una pequeña plaza.

Guardias civiles borrachos

en la puerta golpeaban.

Verde que te quiero verde,

verde viento, verdes ramas.

El barco sobre la mar.

Y el caballo en la montaña.


Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa

dejadme subir al menos

hasta las altas barandas.


Compadre, quiero morir,

decentemente en mi cama.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de holanda.


Compadre donde está dime,

donde está esa niña amarga

cuantas veces la esperé

cuantas veces la esperaba.




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